Agustina Fioretti

                                                                                  


El proyecto surge a partir de relatos familiares que me fueron transmitidos oralmente por mujeres de mi familia. Los relatos se vinculan a la idea de hogar, de desplazamiento y de mutación y la comida aparece como un espacio de disfrute pero también de debate y reflexión colectiva para cuestionar y entender el mundo actual. Utilizo el locro, un guiso tradicional andino, mestizo y criollo, como punto de partida simbólico para indagar en los vínculos entre identidad, migración y cultura popular en contextos postcoloniales. ¿Cuál es el límite en la transformación de la receta? ¿cuando el locro deja de ser locro?

Desde mi experiencia como migrante, investigo el hogar como pérdida y la relación entre el hogar del que partimos y el que se conforma en un nuevo entorno; el hogar como lugar más íntimo donde circula la tradición oral en tensión con el mercado como un espacio exterior, extremo, y que da lugar a lo extranjero. ¿Cómo se tensionan los espacios íntimos con los públicos?  El hogar, quizás, definido en el fuego, en el encuentro alrededor de la olla. La olla y el fuego funcionan como espacio de reunión, una casa común. Me interesa indagar acerca del significado que estas recetas tienen en los procesos de colonización en el Sur global.

En el contexto de la celebración por los 50 años de la Fundacio Joan Miró, convoque a Lizette Nin (parte del colectivo mango and okra) y a Anna Andrzhievskaya para cocinar juntas y pensar acerca de las posibles mutaciones que la receta pueda tener a partir de su cultura e historia personal.


Fundació Joan Miró. Barcelona, 2025. Fotografías por Evgenii Garkusha